Me sorprende cómo la gente es capaz de condenarse a una vida de mierda con tal de mantener un pequeño privilegio.
Mira.
El otro dia me ofrecieron comprar un piso okupado.
Buena zona y muy buen precio.
Merecía la pena pasarse a visitarlo y hablar con los okupas para ver si se podía llegar a un acuerdo que nos beneficiase a todos.
Total, que me presenté alli.
Llamé a la puerta y me abrió un señor de unos 50 años muy cordial que me explicó bien la movida.
Resulta que no era okupa.
Era inquilino de renta antigua.
Los inquilinos de renta antigua son una especie protegida dentro de la fauna inmobiliaria ibérica que está en peligro de extinción.
Su madre, que todavía vive, había firmado un contrato de arrendamiento hace casi 60 años. Y esa era la casa familiar desde entonces.
No supo darme detalles de como la casa acabó en manos de un fondo.
Supongo que el propietario original, viendo que ese piso iba a ser su ruina, la hipotecó, se fue con la pasta al Caribe y le dejó el marrón al banco.
Luego el banco vendió la deuda a algún fondo.
Y desde entonces los fondos se van pasando la patata caliente entre ellos en cuanto tienen ocasión.
Lo que sí me contó es que estan tratando de echarles y de hacerles la vida imposible para que se vayan, incluso por la via judicial.
Pero no tienen nada que hacer.
Ya le han ganado un juicio al fondo que intentó desahuciarles y seguirán ganando los que estén por venir.
La madre es muy mayor y está enferma.
Él “no puede trabajar”, tiene una pensión y es vulnerable.
Además, los contratos de arrendamiento de renta antigua, si el inquilino cumple con los pagos, no se pueden rescindir.
Solo finalizan cuando el titular fallece.
Ojo.
Cuando el titular fallece… y no se subroga nadie.
Porque si el titular tiene un hijo que acredita que ese es su domicilio habitual, como ocurre en este caso, el hijo tiene el derecho a subrogarse al contrato tras el fallecimiento de la madre.
Por supuesto, la idea del hijo es subrogarse.
Ahora bien, me comentaba que el piso está en condiciones pésimas porque nadie se ha preocupado nunca de su correcto mantenimiento.
Y no lo iban a arreglar ellos, que no era suyo.
Vale.
Este razonamiento es muy habitual entre los inquilinos de renta antigua.
Llevan viviendo toda la vida en ese piso y tienen la expectativa de seguir viviendo unas cuantas décadas más. Pero prefieren que la casa sea una cloaca a gastarse un céntimo en arreglar algo que van a usar ellos y que mejora su calidad de vida.
Tienen la ventaja de pagar un alquiler simbólico.
Y en lugar de utilizar esa ventaja en reforzar su patrimonio y prosperar en la vida, prefieren declararse vulnerables, pedir una pensión, dejar de trabajar y vivir en la marginalidad para vegetar en la cloaca hasta el fin de los tiempos sin que nadie pueda echarlos.
No se, no lo veo.
Cada uno que haga lo que quiera con su vida.
Pero yo, en lugar de victimizarme, prefiero utilizar mis manos, mi cabeza y mi tiempo para mejorar mis condiciones y las de la gente que me rodea.
Y vender pisos como si no hubiera un mañana.
En el enlace de arriba.
PD. Y cada vez mas lejos de personas con mentalidad de pobre.