Este es el primer minuto de mi conferencia del sábado.
Te va a volar la cabeza.
Te recomiendo que pinches en el enlace de arriba porque si no, no entenderás la mandanga de hoy.
Estas preguntas no las hice aleatoriamente.
Esas preguntas iban dirigidas a una audiencia formada por inversores inmobiliarios, propietarios de varios inmuebles destinados al alquiler tradicional.
Una parte importante de la audiencia declaró vivir o haber vivido de alquiler.
Otros no.
Lo importante es que todos los que vivieron de alquiler declararon ser buenos pagadores.
Y, sin embargo, no todos habían tenido un propietario que estuviera a la altura.
Ojo.
Remarco que la audiencia estaba formada por inversores inmobiliarios y no por perroflautas llamando a la huelga de alquileres.
Esto demuestra que la calidad humana de los inquilinos, a pesar de todo el ruido mediático, no está por debajo de la de los propietarios.
Ahora bien, a los buenos inquilinos hay que buscarlos.
Pero los buenos inquilinos no son tontos.
Son exigentes.
Muy exigentes.
Para tener un buen inquilino tienes que tener un piso que esté a la altura y un precio que sea interesante.
No digo chollo.
Digo interesante.
Tratar de ganar el último euro llevando la renta hasta el limite imaginable es el mayor error de la mayoría de propietarios.
Ahorrar 4 duros a la hora de poner el piso en condiciones es el otro gran error.
Muchos propietarios no entienden que los pisos son un negocio y que los inquilinos son sus clientes.
Espantar a los mejores clientes nunca fue una buena estrategia de negocio.
Luego nos toca quedarnos con los malos.
Y vienen los lamentos.
Si tienes un piso negocio y necesitas buenos inquilinos clientes, hablamos.
En el enlace de arriba.