A estas alturas todo el mundo debería saber que tengo 2 manos izquierdas y que no tengo ni puta idea de hacia que lado se apretan los tornillos.
Y no quiero aprenderlo.
Es algo que siempre me gusta dejarle claro a todo el mundo, no vaya a ser que me tomen por manitas y empiecen a pedirme mierdas.
Además, da igual si yo se hacer algo o no. Lo importante es que tengo el teléfono del que sabe hacerlo.
Dicho esto, hay ocasiones en las que me toca hacer cosas.
Y hacerlas bien.
Te cuento la última.
Enfrente de mi casa hay varios lofts que he alquilado a estudiantes.
Son chavales de fuera, unos de mas fuera que otros, que han venido a estudiar a Madrid.
Y cuando un chaval (o chavala) que acaba de cumplir los 18 decide venirse a Madrid, los padres (las madres) andan preocupados:
- ¿Es peligroso este barrio?
- Ni te imaginas, señora. Aqui vive mucha gentuza, sobre todo en el portal de enfrente.
Aun así, alguno decide quedarse.
Y cuando ya han firmado el contrato, para tranquilizarles, les digo que si necesitan algo que me avisen, que estoy al lado.
Generalmente los estudiantes van a su bola y pasan de todo el mundo, por lo que me molestan poco.
Solo cuando tienen algun problema que no pueden resolver por si mismos.
Como anoche.
Resulta que a las 22:00 me llamó una madre diciendo que le había llamado su hijo porque un amigo suyo se había quedado encerrado en una de las habitaciones y que llevaban una hora intentandolo pero no conseguían abrir la puerta.
Y que si, por favor, me podía pasar a rescatarle.
Como a esta mujer no le había explicado lo de mis 2 manos izquierdas y tampoco queria decepcionarla, le dije que sí.
Podía haber avisado al cerrajero y quitarme de historias, pero viendo el palo que le iban a pegar por ser domingo de puente en horario nocturno, decidi hacerlo yo mismo.
Asi que fui y le rescaté.
Me llevó mas tiempo de lo esperado porque tanto el picaporte como el soporte que va unido a la moldura estaban reventados y eso no iba ni palante ni patrás.
Pero al final lo conseguí.
Abrí la puerta.
Liberé al prisionero.
Y desmonté el picaporte para ver lo que se había jodido.
Probé todo por separado, le dije al chaval lo que tenia que comprar y que si tenia problemas para volverlo a montar, me avisase.
Que me avisase… y le pasaría el teléfono del operario.
Porque como todo el mundo sabe, yo no se apretar un tornillo.
Yo solo vendo y alquilo pisos.
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