En los últimos meses estoy viendo algo que no me gusta.
No me gusta porque antes eran casos aislados y ahora cada vez son mas frecuentes.
Y mucha gente va a acabar mal.
Te cuento la movida.
Atento.
Si vives en este planeta eres consciente de que en los últimos años se ha puesto de moda la inversión inmobiliaria con apalancamiento.
Ya sabes, mientras la gente normal pide hipotecas, los inversores se apalancan.
Ejemplos como el de Kiyosaki han calando hondo en la comunidad inversora.
Por si no le conoces, Kiyosaki es un filósofo de mercadillo que ha escrito el libro de cabecera de la comunidad tuitera “Padre Rico, Padre Pobre”, y que afirma haber construido su imperio sobre una deuda de 1.200 millones de dólares.
Deuda buena.
El caso es que antes el inversor asumía que para comprar un piso tenia que poner algo de su bolsillo.
Cuando digo “algo” me refiero al menos al 30%.
Al menos.
Y el proceso era siempre el mismo:
Trabajar – Ahorrar – Invertir
Pero ahora, con este mensaje que inunda las redes de que la mejor forma de hacerse rico cuanto antes es poniendo a trabajar el dinero ajeno, la gente se esta metiendo a invertir sin tener un pavo,hipotecándose apalancandose hasta las trancas.
Y cuanto mas joven seas, más facilidad de acceso al crédito y más facilidad de ser el nuevo Kiyosaki en versión castiza.
Asi que lo que la gente tiene ahora en la cabeza es:
Trabajar – Invertir – Vivir de las rentas en 4 dias
Cojonudo.
Entonces este inversor que se cree el rey del mambo se pone a echar cuentas y ve que si compra un piso de 40.000€ puede alquilarlo por 500 €/mes.
Y aunque no tenga nada más que lo justo para dejarlo reservado, alguien le ha dicho que puede financiarlo todo o casi todo.
Haciendolo asi le queda una hipoteca de 220 €/mes, lo vienen a ser 280€ limpios cada mes.
Y lo mejor es que dentro de unos años tendrá una propiedad libre de cargas que podrá volver a hipotecar para comprarse otra casa y repetir el proceso infinitas veces.
Todo esto gracias al dinero ajeno.
A la deuda buena.
De puta madre.
El mundo esta hecho pa los espabilaos.
El problema viene cuando lo que era una hipoteca preaprobada al 95% de financiación, resulta que se queda en un 70%.
Y no hay pasta para pagar ese 25% con el que no contaba.
Total, que de comerse el mundo ha pasado a que le tiemblen las patitas porque ve que esos 3.000€, que era con lo que pensaba hacerse rico, estan a punto de volar.
En un acto desesperado mueve Roma con Santiago a ver si alguien conoce a alguien que consiga financiaciones especiales.
Pero nada.
Todo en vano.
Sigue condenado a la pobreza.
¿Para siempre?
Bueno, todavía queda una solución.
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