Ayer estuve de vinos.
Esto no es noticia. Es algo que hago con regularidad, pues hasta los abstemios saben que un dia sin vino es un dia perdido.
Y no estoy para perder el tiempo.
Pero lo excepcional de ayer no era el vino, que también, sino el lugar.
Ayer estuve en un club donde se accede por invitación de los socios.
Cada socio paga una membresia anual de varios miles de euros y además tiene que hacer un gasto de varias decenas de miles de euros al año.
En vino.
Eso le da derecho a tener su propia cava, donde conserva estas botellas que ha adquirido en el establecimiento y que va consumiendo cuando le apetece.
La zona de cavas es un cuarto oscuro con varios pasillos, mas grande que la mayoría de los pisos que he vendido y donde hace un frescor considerable para que los vinos se conserven en su punto óptimo.
Cuando llegas te hacen la ruta turística por el club. Y cuando terminas la ruta empiezas a beber vino y a entrar en materia.
¿De que se habla en estos clubs?
Por supuesto, de vino.
¿Y después?
De cosas mas mundanas.
Por ejemplo, de comprar y vender pisos.
Contaba ayer, en modo de anécdota, que cuando digo que me dedico a vender pisos la gente cree que me llueven los chollos y que aquello que veo interesante me lo quedo yo.
Y se piensan que tengo más pisos que Amancio Ortega.
No es asi.
La realidad es que cada vez que un propietario me confia la venta de su vivienda unicamente miro por su interés.
Mi objetivo es conseguirle el mayor beneficio simplificandole al máximo todo el proceso.
Yo me ocupo de todo para que él no se tenga que preocupar por nada.
Y nunca, bajo ningún concepto, me planteo comprar aquellos pisos que me han encargado vender.
Imagina tener una propiedad a la venta y que el agente inmobiliario al que le has encargado la gestión te diga que te la compra él.
Suena raro.
Te está colando un gol por toda la escuadra.
Y aunque esto parezca imposible, es mas habitual de lo que te imaginas.
Ya lo sabes.
Sin goles por la escuadra.
Buen podcast!