Técnica de persuasión milenaria
Para negociar con propietarios que ni firman exclusivas ni pagan honorarios
Cada semana doy una tutoría en un programa de formación inmobiliaria.
Ayer tocaba clase y como hay puente solo se conectaron 5 personas.
5 de 1.500.
Podía haberla cambiado… pero pasé.
El mundo no se para porque aqui sea fiesta y los propietarios no van a esperar a que dejes de remojarte el culo para empezar a vender su casa.
El cliente que quiere vender su casa la va a vender como sea. Contigo o con tu competencia, pero la va a vender.
Los pisos que no captes tú, los captará otro.
El caso es que mientras todo el mundo estaba a otras vainas mas divertidas, hubo 5 personas que pudiendo hacer lo mismo, prefirieron conectarse y escuchar las movidas que tenia que contarles.
Ese esfuerzo hay que premiarlo.
Asi que les di una clase personalizada de alto valor.
Obviamente no te voy a contar todo lo que les conté a ellos, pero sí que voy a recuperar un tema recurrente que nunca viene mal tener claro.
Una de las preguntas mas habituales que me hacen los agentes que estan empezando, e incluso algunos que ya llevan bastante tiempo en esto, es esta.
Atento:
¿Qué haces para convencer a un propietario que te dice que no firma exclusivas y que no paga honorarios?
Mira.
Podría decirte que utilizo una técnica de persuasión milenaria que aprendí de un maestro Shaolin cuando estuve en China.
Pero la verdad es que nunca estuve en China.
También podría decirte que utilizo la programación neurolingüística para conseguir que el propietario diga exactamente las palabras que yo quiero.
Pero prefiero que diga las que él quiere.
¿Entonces?
Entonces… no hago nada.
Le deseo suerte y se lo dejo a la competencia.
Y mientras la competencia se vuelve loca trabajando un piso por el que no va a ver un duro, yo dedico mi tiempo a buscar otro tipo de propietario.
Ese propietario que quiere un servicio de calidad y que entiende que los honorarios de un buen agente inmobiliario no son un coste, sino una inversión.
Con ese cliente no hacen falta técnicas milenarias, ni programación neurolingüística, ni pollas en vinagre.
Con ese cliente solo hace falta hablarle claro, mirarle a los ojos y darle un apretón de manos contundente.
Y luego ponerte a currar como un campeón.
Porque los pisos no solo hay que captarlos, también hay que venderlos.
En el enlace de arriba.