Imagina comprar un piso y, semanas después, recibir una carta de Hacienda diciendo que ya no eres el propietario del mismo.
Ojo, sin haberlo vendido.
Pues esto es lo que le ha pasado este año a un cliente.
Te cuento la vaina porque es para mear y no echar gota.
Atento.
Resulta que hace un par de años un inversor compró una oficina en una de las zonas mas castizas de Madrid.
La segregó en 5 viviendas, las reformó y les cambió el uso.
¿Y cuando terminó la obra y ya estaba todo en orden que hizo?
Llamar a Hombrados para venderlas.
Como ves, un tipo inteligente.
Total, que este año las vendí, cada una a un comprador distinto.
Y todos felices.
Bueno, todos felices hasta que uno de los compradores recibió una notificación de Hacienda diciendo que le iban a dar de baja en el catastro… y se lió parda.
Cuando me lo contó, como no sabía muy bien que había ocurrido, llamé al catastro para que me expliquen.
En el Catastro me dicen que era un error del notario.
Llamo a la notaria y dicen que el error es del registro.
En el registro dicen que es del catastro.
Lo típico, la culpa siempre del otro y nadie mueve un dedo.
Y yo, que no soy de buscar culpables sino soluciones, me pongo a investigar qué cojones ha pasado para buscar la mejor forma de proceder.
Al final dí con la tecla.
Te lo simplifico al máximo para que lo entiendas, la realidad es mucho mas farragosa, te puedes imaginar.
Bueno, no.
No te imaginas.
Resulta que cuando se hizo la segregación, a una de las viviendas le asignaron la Referencia Catastral original de la oficina, mientras que para las otras 4 viviendas se generaron Referencias Catastrales nuevas.
Hasta ahí todo OK.
El caso es que este cliente compró el piso que había heredado la referencia catastral de la oficina.
Y cuando otro cliente compró otro de los pisos, en el registro no se dieron cuenta y, en lugar de notificar al catastro la Referencia Catastral nueva, notificaron la referencia catastral original.
Para que nos entendamos, el registro por error le dice al catastro que el segundo comprador había comprado el piso del primer comprador.
Consecuencias a efectos fiscales:
El primer comprador se había quedado sin piso.
El segundo comprador era propietario del piso equivocado.
El vendedor seguia siendo titular de un piso que ya había vendido.
Imaginate entrar en 2025 con este circo montado y tener que explicarle todo esto a Hacienda a la hora de hacer la próxima declaración de la renta.
Un lio de pelotas.
En fin, vamos a lo importante.
¿Cómo se resolvió la vaina?
Tras armarme de paciencia hable con todas las partes implicadas y expliqué lo que tenía que hacer cada uno.
Después abrimos las incidencias correspondientes para que ningún burócrata hiciera ni puto caso.
Tal cual.
Y finalmente tiramos de persuasión hasta que, tras mover Roma con Santiago, alguien se dignó a solucionarlo.
Al final hubo que darle mandanga de la buena al tema.
Y lo conseguimos.
Te cuento esto porque mucha gente, incluyendo muchos agentes inmobiliarios, piensa que nuestro trabajo es solo captar y vender pisos.
Y que una vez firmada la compraventa - incluso el contrato de arras - ahí termina todo.
Para mi no.
Obviamente, captar y vender es la parte que mola y la que me da de comer.
Pero solucionar estos marrones, que los hay y muy frecuentemente, tambien es algo que un buen agente no debe dejar de lado.
Por mucha tortura y mucho marrón que sea.
Porque yo vendo pisos y resuelvo marrones.
En el enlace de arriba.
Grande Dani!