A finales del año pasado di una conferencia en Santander a un grupo de inversores inmobiliarios.
En mi discurso vine a decir que la mayoria de los inquilinos son gente normal que no da problemas.
Gente como tú y como yo que lo único que quiere es estar a gusto en una casa, pagar la renta y vivir tranquilamente.
Y que, aunque los malos inquilinos existen, son minoría.
Una minoría muy ruidosa.
Una minoría que está siempre en las noticias.
Una minoría que genera mucho miedo.
Pero si todos los inquilinos fuesen asi, no saldrían en las noticias y la noticia sería el buen inquilino.
Los boomers abririan asi los telediarios:
“Pues yo alquilé mi casa, me pagaron la renta y me la dejaron mejor que estaba.”
Surrealista.
Total, que hace poco me contactó una de las personas que asistieron a esa conferencia:
- Hombrados, tengo un piso en Madrid y quiero que me lo alquiles.
Hostia.
Ahora, después de hablar maravillas de los inquilinos, era esclavo de mis palabras y tenia que estar a la altura.
No le podía enchufar al primero que pasase por allí.
Bueno.
Pues el piso ya está reservado y ayer le presenté a los futuros inquilinos.
Una pareja joven, de unos 30 años, muy correctos, ambos funcionarios y con sueldos más que decentes.
Sobre el papel, difícil encontrar mejor perfil.
Y es que, por mucho que nos quejemos de que en España hay muchos funcionarios que viven a costa del sector privado, lo que los propietarios quieren como inquilinos son funcionarios.
Nadie quiere un emprendedor de esos que esta montando una startup que tendrá que cerrar antes de los 2 años.
Ningún seguro de impago te aprueba a un autónomo que dice ganar mucho, pero que su beneficio declarado es negativo.
Es triste, pero es asi.
Mira.
Yo soy autónomo.
Y cada vez que un autónomo viene a visitar un piso, intento empatizar con él, pues al final somos una especie maltratada e incomprendida.
Pero a menudo las cosas no hay por donde cogerlas.
Muchos declaran pérdidas para no pagar impuestos… y a mi me la pela, cada uno que haga lo que quiera.
Pero hay que ser consecuente.
Si no quieres declarar beneficios, debes asumir que no podrás alquilar una casa, ni pedir una hipoteca, ni financiar nada en la puta vida.
Es lo que hay.
Luego no vayas llorando ni te hagas el digno.
Y es que, los que nos dedicamos al sector, inmobiliario cada dia tenemos que aguantar este tipo de conversaciones:
- Yo gano mucho.
- Pues aqui pone que tienes pérdidas.
- ¿En serio? No puede ser, mi gestor se ha equivocado.
- Tu gestor habrá puesto lo que tú le has enviado.
- No se, esas cosas las lleva mi marido.
- Gracias por venir, Ramón.
Pues eso.
Y no meteré en tu casa a alguien que no metería en la mía.