El otro día estuve hablando con un agente/amigo de otra región.
Estaba bastante puteado.
Llevaba meses intentando vender un piso y, ahora que lo tenia caliente, el propietario le habia comunicado que se lo iba a quitar.
Para dárselo a otra agencia.
Zas.
Así, sin vaselina ni preliminares.
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Su error había sido captar el piso al precio marcado por el propietario.
Un precio que, como suele ser habitual, era mucho mas alto del que estaban dispuestos a pagar los compradores.
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Al principio hizo algunas visitas sin éxito pero pronto el tema se frenó.
Con el paso del tiempo y tras un par de ajustes, que es como se llama en argot inmobiliario a los rejonazos en el precio, la cosa empezó a animarse.
Ya lo tenía a punto de caramelo.
De hecho había recibido alguna oferta que, como no podía ser de otra manera, el vendedor había rechazado.
Decía que como no tenía prisa en vender, prefería esperar a ofertas mas altas.
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En fin, que por no negociar bien la captación le había tocado dedicar horas y horas a una gestión imposible.
Y todo para nada.
Para morir en la orilla.
Tanto esfuerzo solo le había servido para desgastarse y perder la confianza del propietario.
Y lo peor de todo es que este trabajo de desgaste se lo va a encontrar hecho la competencia.
La compentencia, sin sudar mucho, va a llevarse la gloria y la pasta.
Y las recomendaciones futuras.
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En fin, asi es la vida. Asi es la venta.
En el mundo inmobiliario este error de novato es muy habitual.
A mi tambien me pasó en su dia. Por suerte aprendí rápido.
Incluso a otros que presumen de llevar 30 años en el sector les sigue pasando.
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Como he dicho, a mi tambien me pasó.
Y aprendí.
Y tomé medidas.
Tenía claro que nunca mas le iba a hacer el trabajo sucio a la competencia.
La verdad, prefiero que me lo hagan a mi.
Y asi es a dia de hoy.
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Voy a contarte cómo lo hago.
Mira.
Todo pasa por no coger nada a precios desorbitados.
Bajo ningún concepto.
Cuando estoy con un propietario de los que se sube a la parra le digo que yo no soy capaz de vender eso.
Que si alguien es capaz, mejor que trabaje con él.
Y que, si mas adelante la cosa cambia, mis puertas estan abiertas.
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Esta actitud me funciona bien.
Unos propietarios se ofenden, piensan que soy un soberbio, un prepotente y un gilipollas… y no vuelvo a saber de ellos.
Perfecto.
Pero otros vuelven al tiempo con los deberes bien hechos.
Y mientras tanto, yo sigo a lo mio:
En el enlace de arriba.