A raíz de la entrevista del otro día recibí unos cuantos mails.
Si no sabes de qué entrevista te hablo, me refiero a esta.
Como decía, recibí mails de gente sorprendida con mi historia.
Resulta que mucha gente que me ha conocido en los últimos tiempos solo ha visto una parte de mi, la de una persona a la que le va bien y se atreve a hablar desde la comodidad del éxito.
Pero no es así.
Las cosas no siempre han venido de cara.
Aparte de los problemas que ocurren en todas las familias y con los que no te quiero aburrir, he sido despedido en más de una ocasión.
2 para ser exactos.
La última fue en 2014, poco antes de casarme, y me tiré 8 meses en el paro.
En esos 8 meses, mientras eché sin éxito varios miles de CVs, colaboré con emprendedores de pacotilla, de esos que tienen una idea de mierda y se piensan que van a montar el próximo unicornio.
De esos que su estatus de CEO y Founder no les permite bajarse al barro y necesitan algun pringao que les haga el trabajo sucio que ellos no quieren, no pueden y no saben hacer.
Y todo ello a cambio unicamente de participaciones de una sociedad imaginaria que ni existe ni existirá en la puta vida.
Pues eso.
Al final, ya desesperado y al borde del desastre, acabé aceptando el único trabajo medio digno que salió:
Vendedor a puerta fría en Grupo Planeta.
El trabajo que nadie quiere hacer.
El trabajo que todos abandonan antes de terminar el primer día.
A lo tonto me tiré ahi otros 8 meses, hasta que me vine al mundo inmobiliario.
Y lo que pasó a continuación ya te lo sabes.
Ojo.
No te cuento esto para justificarme, dar pena, ni nada de eso.
La vida da muchas vueltas y todos pasamos por momentos buenos y momentos malos.
Te lo cuento porque mientras estaba en paro acudí a varios especialistas de RRHH para que me ayudasen en la búsqueda de empleo.
Especialistas que se dedicaron a decirme que mi CV estaba muy mal y que era normal que no me llamasen de ningún lado.
Entonces me sugirieron que lo que ponía “así” lo pusiera “asá”.
Resultado:
Ni así, ni asá.
Ná.
Seguian sin llamarme.
Con el tiempo y a base de palos entendí que esto no tiene nada que ver con el CV y que lo mejor que puedes hacer con tu CV es pegarle fuego.
Desde entonces los tiempos han cambiado y cada semana recibo varias ofertas de trabajo.
Ofertas que recibo con alegría y rechazo con cordialidad.
El caso, y ahora viene lo bueno de este email, es que hace poco conoci en un evento de emprendedores a un crack de los RRHH.
Un fuera de serie en lo suyo.
Una persona que ayuda a la gente de todos los perfiles, desde desempleados a altos directivos, a encontrar el empleo que se merecen.
Y lo mejor es que no enfoca la búsqueda de empleo desde el lado del CV.
No.
Lo enfoca desde el lado de la venta.
Atento.
Resulta que cuando buscamos trabajo lo que estamos haciendo es vender nuestro trabajo.
Vendernos a nosotros mismos.
Flipé conociendole.
Pero sentí mucha rabia.
Sentí mucha rabia porque le he conocido 10 años tarde.
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Sencillo, ¿no?