Ayer, antes de acostarme, hablaba con un colega de Valencia.
Sí, hablabamos del incendio.
Nos resultaba increible que un edificio de 2008 ardiese a esa velocidad.
Viendo su magnitud, parecía un milagro que no hubiera víctimas.
Hoy, al levantarme, ya he visto que había 4 muertos y 19 desaparecidos.
Una tragedia.
Como suele ser habitual en estos casos, llegaron antes los periodistas que los bomberos.
Y los chupacámaras de turno empezaron a generar sensacionalismo y a desinformar.
A meter miedo gratuitamente.
A crear pánico colectivo.
Es triste ver como esta gente deja a un lado la responsabilidad con tal de tener su minuto de gloria mientras hay gente achicharrandose viva.
Ni responsabilidad, ni respeto, ni decencia.
Ahora resulta que todo el mundo es especialista en materiales de construcción, cuando la realidad es que no saben diferenciar el poliuretano del poliestireno.
Como no saben diferenciar la velocidad del tocino.
En fin, cuestionate todo lo que oigas y leas en los medios.
Apaga la tele.
Aprovecha el tiempo.
Y dile a tu gente que la quieres.