Hace dos findes estuve con mi hija pequeña de paseo por el centro.
En plan guiri.
En la plaza de Callao, justo enfrente de la salida de metro, han montado eso que los modernos llaman una pop up store y que en español vendría a ser una tienda promocional temporal.
Este local en concreto se alquila por periodos de 1 semana.
Suelen alquilarlos marcas que todo el mundo conoce y que, en lugar de enfocarse en la venta, se aprovechan de estar en una zona muy transitada para dar a conocer algún tipo de evento o promoción.
Esa semana, aprovechando que se acercaba San Patricio, algo que los guiris celebran por todo lo alto, lo habían alquilado los de Guiness.
Los de la cerveza.
Los de los records, no.
Entonces a estos de Guiness les dio por regalar unos gorritos de Guiness muy feos, negros y verdes. Y como todo el mundo iba con el gorrito, mi hija pequeña me dijo que ella tambien queria el suyo.
Yo, ejerciendo de padre, le expliqué que lo de hacer cola para que te regalen algo era muy de pobre y que no había que perder el tiempo por un regalo de mierda que luego nunca iba a usar.
Y ella dijo que sí, que lo entendía, pero que quería su gorrito.
Asi que tocó hacer cola.
Una vez en la cola, viendo que tenían un grifo de cerveza, pedí una Guiness al hombre que había en la barra.
Este sacó un vaso de plástico y me dio lo equivalente a medio chupito. Un sorbo.
Le digo que lo que quiero es una cerveza de verdad, una entera, y me responde que ahí solo la dan a degustar.
Yo le insisto y utilizando mis dotes de persuasión le digo que no me hace falta degustarla porque ya la he probado en incontables ocasiones y que la conozco bien.
Y que se la pagaba, que por si tenia dudas, no la quería por la face.
Fue en vano.
Y como me tocó esperar sin mi cerveza, me puse a observar como estaba montado el garito.
Lo habían decorado con unos paneles que contaban la historia de Guiness y en uno de ellos vi algo muy curioso.
Resulta que el fundador de la Guiness, el señor Arthur Guiness, en 1759 firmó un contrato de arrendamiento con el propietario del terreno donde iba a montar la fábrica.
Y que ese contrato era por 9.000 años.
Flipé.
Como soy gilipollas no cai en hacerle una foto que acompañase este relato.
Pero es real.
Lo que no contaban es que el contrato ya no sigue en vigor porque los de Guiness decidieron ampliar la fábrica y acabaron comprando ese terreno.
Y ya por curiosidad, bicheando sobre los alquileres de larga duración, tambien vi que había otra empresa que había firmado un contrato por 10 millones de años.
Esta otra no era Guiness.
Pero sí está en el Guiness, el de los records.
Y es que, aunque ahora estén de moda los alquileres de corta estancia y por habitaciones, lo de tener un inquilino estable no está nada mal.
Esos inquilinos son los que a mi me gustan y los que yo busco para tu piso.
No para 9.000 años… pero si para lo que marca la LAU.
En el enlace de arriba.
Cuando acabe el alquiler de los 10 millones ya seguramente la tierra tenga otra forma jajajaj
Gran post.
Un saludo.