Como te dije, hoy toca hablar de islas, fiestas y construcciones.
Pero no voy a hablarte de Ibiza, que es lo primero que se te habrá venido a la cabeza.
No.
Voy a hablarte de otra isla.
Una isla misteriosa.
Una isla desaparecida.
Una isla olvidada.
Antes de entrar en materia, te pongo en contexto.
En los años 60 vivia en Italia un ciudadano encabronao porque la burocracia no le permitia registrar un activo algo peculiar.
Su nombre, Giorgio Rosa.
Un buen dia, cuando se le hinchan las pelotas a mas no poder, decide mandarlo todo a tomar por culo y construye una plataforma de 400 m2 en aguas internacionales en la que vivir a su puta bola.
La construye frente a la costa de Rímini, fuera de las aguas territoriales italianas y, por tanto, de la jurisdicción del país.
Sin saber muy bien cómo, en poco tiempo la plataforma adquiere un aire de rebeldia y se hace famosa en el mundillo underground de la época.
Ahora la plataforma es una potente atracción turística, con lo que ello conlleva:
Fiesta, juego, alcohol, drogas, sexo… desfase en general.
Y acaba pasando lo que se veia venir.
Dinero a saco
Delirios de grandeza
Ansias de poder
Asi, cegado por el éxito del momento, Giorgio decide llevar la plataforma al siguiente nivel.
Para ello forma un equipo de gobierno y dotan de nombre a la construcción:
La isla de las Rosas
Tambien le dan una lengua (el esperanto), una moneda (el Mill), una bandera (la de la foto) y un himno (Steuermann, Laß die Wacht).
El 1 de Mayo de 1968 tiene lugar la declaración oficial de independencia.
Mas o menos como la de Puigdemont de 2017 pero durando mas de 8 segundos.
Y la cosa se empieza a liar parda.
Que si reuniones con la ONU parriba, que si emisarios del gobierno italiano pabajo, que si la abuela fuma…
Mientras tanto, cientos de personas de todo el mundo, sobre todo italianos, renuncian a su nacionalidad para adquirir la nacionalidad de la Isla de las Rosas.
Con dos cojones.
¿Y al final qué pasó?
Pues nada, que el gobierno italiano se cansa de hacer el ridiculo y el 11 de Febrero de 1969 dinamita la isla.
Hasta luego Lucas.
¿Y por qué te cuento esto?
Porque lidiar con la burocracia a menudo es desesperante.
De hecho es la parte que mas pereza da a los propietarios a la hora de vender su vivienda.
Y si no estás familiarizado con estos trámites puedes acabar como nuestro amigo Giorgio.
Por eso, lo más práctico es contar con un especialista que se encargue de todos estos trámites por ti.
Si no sabes de nadie, encontrarás uno pinchando aqui.
PD. El activo que queria registrar Giorgio Rosa no era una vivienda, sino una patente. Tanto monta…