Para la última semana de agosto tenía una firma.
La venta de un pisito en el centro de Madrid ubicado en un edificio de cierta belleza.
La operación estaba atada y bien atada, el vendedor quería vender y el comprador queria comprar.
Y si ambos lo tenían claro, ¿quien soy yo para llevarles la contraria?
Total, que hice los deberes y me fui de vacaciones a sabiendas de que a la vuelta había mandanga de la buena.
Pero la vida es caprichosa y puede cambiar mucho de un día para otro.
Como así fue.
- Dani, no te lo vas a creer, el piso se ha incendiado.
- No jodas, me estás vacilando, ¿no?
- Que no, que no. Que se ha incendiado. Y menuda se ha liado…
En efecto, se había incendiado.
Asi quedó.
Pincha sobre las imágenes y verás en detalle la dimensión de la tragedia.
¿Qué hice yo?
Pues hice lo que tenía que hacer.
Lo puse en conocimiento del comprador.
Él se tomó su tiempo para analizar la situación y ver si le interesaba seguir adelante con la operación o no.
Como el piso estaba para reformar no le supuso un gran contratiempo, por lo que trató de compensar el sobrecoste de la reforma con un descuento en el precio y tiró palante.
Llegamos a un nuevo acuerdo y firmamos la compraventa el viernes pasado.
En este caso la historia tuvo un final feliz.
¿Podía haberse caido la operación?
Perfectamente.
Aqui hasta que no pasas por notaría no puedes dar nada por hecho.
¿Hubiera pasado algo?
Nada.
No hubiera sido la primera operación que se me cae por causas ajenas a mi.
Me hubiera buscado otra venta y a correr.
No puedo controlar todo lo que pasa a mi alrededor, pero si puedo controlar como me afecta.
De lo que está en mi mano, me encargo yo.
PD. ¿Quieres ver el video de como quedó el piso?
Y ya de paso, sígueme.
Gran operación!!