Si hablas con cualquier agente inmobiliario sobre su dia a dia, lo primero que hará será quejarse de lo jodido que es trabajar para los propietarios.
Que si piden cantidades desorbitadas por pisos que no lo valen.
Que si viven en un cuchitril y se piensan que es el palacio de Buckingham.
Que si no han hecho nada a su piso en 50 años y dicen que está para entrar a vivir.
Ya sabes…
Hace mucho tiempo que dejé de trabajar con estos propietarios.
Dejé de trabajar con ellos y con otros muchos.
Con los del “Abstenerse Agencias”, los del “No firmo exclusivas” y los del “Si tienes un cliente traemelo, pero yo no te voy a pagar nada”.
No me apetecía.
En ese momento no lo tenía muy claro, pero intuía que existe otro tipo de propietario que no tiene nada que ver.
Propietarios sensatos que entienden que un buen agente puede aportarles valor.
Bien.
Este tipo de propietarios existe.
Aunque no es fácil llegar a ellos, lo conseguí.
Otro dia ya si eso te cuento como lo hice.
Ahora, cada año, entre ventas y alquileres, trabajo con unos 50 propietarios asi.
Propietarios que, pasado el tiempo, me siguen llamando para consultarme dudas, invitarme a cervezas o decirme que alguien me llamará de su parte.
Propietarios que, cuando venden una propiedad, se dejan aconsejar para hacer las cosas bien y encontrar al mejor comprador.
Propietarios que, cuando alquilan, lo primero que piensan es cómo les gustaria encontrarse el piso si los inquilinos fuesen ellos mismos.
Porque pensando en su inquilino consiguen atraer a los mejores candidatos y reducen las incidencias.
Esto, que no deja de ser un obviedad, todavía muchos propietarios cutres no lo han entendido.
Y luego se quejan de que si las leyes no se que y de que si este gobierno comunista nosecuanto.
No seas como ellos.
Tú puedes ser un propietario que mola.
En el enlace de arriba.